Estantigua

Combina lo bidimensional del grabado, con lo virtual, lenguajes aparentemente opuestos.

Lo novedoso en esta obra sirve de gancho para tentarnos a mirar a través de la ranura, esa que al ir avanzando, o desde el mismo inicio, es muy familiar… por algo inicia con la alarma que suena; un despertador, todos usamos uno diariamente, pero nunca analizamos el significado o esa comparación tácita “despertador” …

Conforme avanzamos, pareciera que todo es lo que diariamente vemos, escuchamos… pero esta vez no estamos en esa calle, en ese bus, ni caminando, no somos nosotros, es el personaje del juego, acaso nosotros somos sin darnos cuenta personajes de un juego diario?. Y por el otro lado esas sombras que habitan el exterior, mientras estamos en nuestros hogares, ellos afuera, viviendo como pueden, a veces nos cruzamos, otras los esquivamos, siempre están ahí, no preguntamos sus nombres, a veces ayudamos, otras no, somos sombras, avanzando, estirando días, huyendo de otras sombras, huyendo de ser esas sombras.

Desarrollado en un mundo onírico, podría confundirse con la realidad… un juego puede divertirnos? O advertirnos? Ambas son válidas, la alarma nos dispara a percatarnos que nuestros días son como un juego, avanzando, a veces sin guía, con egoísmo, temor, ignorando las siluetas recostadas por las paredes, huyendo de enajenados mentales, sin imaginar su realidad, su soledad, nada más allá de nosotros.